Un día normal, como otro cualquiera. Esperas cualquier cosa menos eso que está a punto de suceder. Le ves ahí, quieto, mirandote como aquella primera vez. Ese día tan normal, que llevabas mucho tiempo esperando a que llegara, más bien, esperando a que él llegara. Y entonces sucede, te das cuenta de el tiempo no cura nada, que un amor nunca se olvida. El tiempo se detiene por un momento, solo están tu y el. El reloj para de hacer ese continuo y molesto tic tac y entonces tienes unas inmensas ganas de hechar a correr hacia sus brazos, unas ansias de gritarle al mundo lo mucho que lo amas, pero él, se te adelanta.
-Just do it, KISS ME.
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