sábado, 9 de octubre de 2010

Amor.

Aún recuerdo aquel momento, aquel lugar tan mágico. Aquella mirada en la que me perdía y me dejaba sin aliento, aquel sentimiento tan profundo y tan intenso que sentíamos el uno por el otro. Y ahora todo lo recuerdo como un triste pasado. Como una foto sin vida, que sólo expresa tristeza, una foto en blanco y negro que ahora muestra nuestra historia. Una historia sobre tú y yo. A veces me pregunto dónde se quedaron todos aquellos recuerdos y momentos en los que ambos éramos felices. Sin que nada ni nadie nos separara. Todas esas promesas que algún día juramos no incumplirlas. Y ahora no quedan restos de esas palabras que parecían verdad pero fueron dichas en vano. Y por dentro siento que ya no tengo vida. ¿Para qué seguir viviendo, si vivo sientes que estás muerto? Te necesito para sobrevivir. Eras mi día a día, eras mi sol por la mañana y mis luces por la noche. Un amanecer junto a ti eran todos mis sueños. Un anochecer en la playa, sin nadie que nos interrumpiera. Solos tú y yo. Contemplando cómo se desvanecía el Sol e iba apareciendo la Luna. Observando cómo chocaban las olas contra las rocas y se convertían en espuma desintegrándose, como nuestro amor. Es triste, pero es así. Supongo que es el destino. Supongo que es mi recompensa por dejarte ir. Supongo que ya no querrás saber nada más de esa historia. Pero, a pesar de todo, te sigo amando.

No hay comentarios: