sábado, 30 de octubre de 2010

Improbable mejor que imposible

Imposible: algo que no tiene facultad ni medios para llegar a ser o suceder.
Improbable: algo inverosimil, que no se funde en una razón prudente.
Puestos a escoger, a mi me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad, como a todo el mundo supongo. La improbabilidad duele menos y deja un resquicio a la esperanza, a la épica. Que David ganara a Goliat era improbable, pero sucedió. Un afroamericano habitando la Casa Blanca era improbable, pero sucedió. Que los Baron Rojo volvieran a tocar juntos era improbable, pero también sucedió. Nadal desbancando del número uno a Federer, una pediorista convertida en princesa. El amor, las relaciones, los sentimientos, no se funden en una razón prudente, por eso no me gusta hablar de amores imposibles, si no de amores improbables. Porque lo improbable es, por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase, es que puede pasar. Y mientras haya una posibilidad, media posibilidad, entre mil millones de que pase,vale la pena intentarlo.


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